A pesar de las fuertes lluvias que han azotado a Bogotá en los últimos días, la capital colombiana aún no logra escapar de la crisis del agua. Inundaciones y emergencias han sido moneda corriente, pero la medida de racionamiento de agua sigue vigente.
Los embalses del Sistema Chingaza, fundamentales para el abastecimiento de agua en la ciudad, se mantienen en niveles alarmantemente bajos, rondando el 15% de su capacidad. Aunque se ha registrado un leve aumento en los niveles de agua, la falta de precipitaciones significativas en las zonas de influencia de los embalses ha agravado la situación de escasez.
Las autoridades esperan que hacia finales de abril los niveles de los embalses superen el 20%, pero hacen un llamado a la ciudadanía para continuar con medidas de ahorro y conciencia en el consumo de agua. El alcalde mayor ha subrayado la necesidad de lluvias más intensas para mejorar la situación de los embalses.
Mientras tanto, el racionamiento de agua, que se implementó el pasado 11 de abril, sigue siendo una realidad en Bogotá. Las lluvias, aunque bienvenidas, aún no han sido suficientes para revertir la escasez y poner fin a las medidas de emergencia.